Los descansos - Mujeres que corren con los lobos



Los descansos son símbolos que conmemoran una muerte. Allí mismo, justo en aquel lugar, el viaje de alguien por la vida se interrumpió inesperadamente. Hubo un accidente de tráfico o alguien que caminaba por el camino murió de insolación o se produjo una reyerta. Ocurrió algo que alteró para siempre la vida de aquella persona y la de otros.
Las mujeres han muerto mil muertes antes de cumplir los veinte años. Han ido en esta dirección y en aquella y se han quedado aisladas. Han tenido sueños y esperanzas que también se han truncado. Cualquier mujer que diga lo contrario es que está todavía dormida. Todo eso justifica la existencia de los descansos.
A pesar de que todas estas cosas fortalecen los procesos de individuación y diferenciación, la maduración y el desarrollo exterior, el florecimiento, el despertar y la conciencia, son también unas grandes tragedias y como tales se tienen que lamentar.
(…) A continuación, la invito a hacer descansos, a sentarse con el itinerario de su vida y a preguntarse “¿Dónde están las cruces? ¿Dónde están los lugares que hay que recordar, los que hay que bendecir?”. Todos ellos tienen unos significados que se han incorporado a su vida actual. Hay que recordarlos, pero hay que olvidarlos al mismo tiempo. Para eso hace falta tiempo. Y paciencia.
(…) La de los descansos es una práctica conciente que honra a los muertos huérfanos de la psique, se compadece de ellos y les da finalmente sepultura.
Debemos ser amables con nosotras mismas y dar descanso a los aspectos de nuestra persona que se dirigían a algún lugar pero jamás llegaron a él. Los descansos marcan el lugar de la muerte, los momentos oscuros, pero son también billetes amorosos para el propio sufrimiento. Son transformativos. Nunca insistiré demasiado en la conveniencia de clavar las cosas en la tierra para que no nos sigan dondequiera que vayamos. Nunca insistiré demasiado en la conveniencia de enterrarlas.

C. Pinkola Estes