Posmos


¿Sabes, Hoshino? Dios sólo existe en la mente de los hombres. Y especialmente en Japón, para bien o para mal, en lo que respecta a Dios somos muy flexibles. Una prueba de ello es que el emperador, que era Dios antes de la guerra, al recibir del comandante del ejército de ocupación, el general Mac Arthur, la orden: “¡Deja ya de ser Dios!”, le contestó: “¡Vale! Ya sólo soy una persona normal”, y, desde 1946, dejó de ser Dios. El Dios de Japón era así de fácil de ajustar. Viene un militar norteamericano con gafas de sol y una pipa barata entre los dientes, le da una simple orden y Él cambia de naturaleza. Eso es el no va más de la posmodernidad. Si crees que existe, existe. Si crees que no existe, no existe. Yo jamás me he preocupado por esos detalles.

Haruki Murakami
Kafka en la orilla


Idéntico amor


Las sonámbulas

En mi villa natal había una madre y una hija que andaban mientras dormían.
Una noche, mientras el silencio envolvía la tierra, la madre y la hija iban andando dormidas hasta que se encontraron en su jardín oculto por la niebla.
La madre habló primero:
“¡Por fin, enemiga mía; por fin puedo decírtelo! ¡Tú has destruido mi juventud y has construido tu vida sobre las ruinas de la mía! Si pudiera, ¡me gustaría matarte!”
Y contestó la hija:
“¡Oh, mujer odiosa! ¡Eres egoísta y vieja! ¡Te interpones entre mi libertad y mi yo! ¡Querrías que mi vida no fuera más que un eco de tu vida marchita! ¡Me gustaría verte muerta!”
En aquel momento cantó el gallo, y las dos mujeres se despertaron.
“¿Eres tú, amor mío?”, dijo la madre cariñosa.
“Sí, soy yo, madre querida”, replicó la hija con idéntico amor.


Khalil Gibran

invento


Invento el amor porque soy poeta
y las palabras son el palacio de humo
en el que vivo
en el que hago y deshago la realidad
invocando noches y mañanas exquisitamente inmóviles
en las que imagino que haciendo el amor
hago un mundo entero
océanos y bosques
y toda una generación de niños tornasoles.


Gioconda Belli

Gabi

Destino

Canto latente
Temerosa respiración
La séptima nota regresa aureando

Es el nombre olvidado
en el aljibe de agua fresca y lejana
que camina entre las piedras
con la mirada hacia el cielo

Sin brújula y sin nombre.


Trébol

El niño dice:
quiero conocer el mundo
mi flor es la más bella
y sueño con rayuelas.

El joven dice:
sospecho del mundo
la rosa tiene espina
Sueño
y dejo el deseo
para empezar a amar.

El viejo dice:
te ofrezco mis ojos ciegos de luz.


Vuelo afirmado

El silencio no existe
El vacío colma
La soledad acompaña
Ya puedo poner el piso
en mi casa.

Gabriela Cataldi
La gota de aire
Gradiva ediciones