Paraná en creciente, F. Godoy Cruz

Rotas las compuertas del cielo
e hinchadas las fuentes del abismo
desbordan las aguas
de su cauce
e irrumpen violentas, bermejas,
irascibles.


Viene nomás –dijo el islero
contemplando la lenta e
inexorable
creciente incontenible.

Viene nomás –en resignada
entrega
vio sumergido el ganado, la plantación,
el rancho.

Ausente el pájaro, el animal
el niño,
sólo el silencio sobre el reflejo
líquido.


Erizado su lomo
ocre, cruel, enmarejado,
como revuelco de víboras
en celo,
convulsivo reptil
de nuestro cauce,
invade costas,
sorbe islas,
carcome el suelo.


Cómo espuma el odio
centra tanto verdor,
tanta barranca,
contra tanta escama solar
desparramada.
Embravecida baba de serpiente,
parición de rayas y camalotes,
arrastra el caudal a peces,
a víboras
y ramas
que bogan putrefactos, podridas,
sibilantes.


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