Sentado en la silla, me quedo contemplando su figura de espaldas. El movimiento de su cuerpo, cómo avanzan sus piernas. Todos sus gestos rebosan elegancia y naturalidad. No sé expresarlo bien, pero poseen algo especial. Parece que ella, a través de su espalda, me esté comunicando algo. Algo que no se puede formular con palabras. Algo que no puede transmitirse cara a cara. Pero no sé de qué se trata. Porque son muchas las cosas que ignoro.
Haruki Murakami
Kafka en la orilla
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