XXVIII

Mis obstáculos son obstinados, y me duele el corazón en cuanto intento romperlos.
No necesito más que la liberación, pero me avergüenza esperarla.

Estoy seguro de que hay en ti una inestimable riqueza, y de que eres mi mejor amigo, pero no me atrevo a barrer de mi estancia los oropeles que la llenan.

La sábana que me cubre es una mortaja polvorienta; la detesto, pero la abrazo con amor.

Muchas son mis deudas, incontables mis desfallecimientos, mi vergüenza es insoportable y secreta, pero cuando vengo a suplicar mi bien, tiemblo de miedo pensando que mis ruegos puedan ser atendidos.

R. Tagore, en Gitanjali.

No hay comentarios:

Publicar un comentario