Armonía y tranquilidad (Murakami otra vez)

Sacó otro cigarrillo, lo encendió, le dio una calada y lo dejó en el cenicero. Imaginé que se olvidaría de él, y eso fue lo que pasó. Me sorprendió que nunca hubiera provocado un incendio. Ahora comprendía lo que Makimura quiso decir cuando me explicó que vivir con ella había desgastado su vida y su talento. Ame era de esas personas que no daban, no ofrecían. Todo lo contrario: necesitaba ir tomando algo de cada persona que la rodeaba. Sin embargo la gente no podía evitar ser generosa con ella. Y es que su talento tenía una poderosa capacidad de absorción. Y ella se creía con derecho a comportarse así. Armonía y tranquilidad: todo el mundo debía esforzarse para que ella las alcanzara.

Haruki Murakami
Baila, baila, baila.

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