Lo bueno del robo




A través de muchos años de trabajo con los temas de la “captura” y “el robo del tesoro” y de análisis de muchos hombres y mujeres he llegado a percibir en el proceso de individuación de casi todo el mundo la existencia de por lo menos un único robo significativo. Algunas personas lo califican del robo de su “gran oportunidad” en la vida. Otras lo definen como un hurto de amor o de robo del propio espíritu y debilitación del sentido del yo. Otras lo describen como una distracción, una pausa, una interferencia o una interrupción de algo que es vital para ellas: su arte, su amor, su sueño, su esperanza, su creencia en la bondad, su desarrollo, su honor, sus esfuerzos.

La mayoría de las veces este importante robo se produce en la persona desde su punto de menor visibilidad. Se produce en las mujeres por ingenuidad, por ignorancia de los motivos de los demás, por inexperiencia en la proyección de lo que podría ocurrir en el futuro, por no prestar atención a todas las claves del ambiente.
Las personas que han sufrido esta clase de robo no son malas. No están equivocadas. No son estúpidas. Pero son considerablemente inexpertas o se encuentran en un estado de modorra psíquica.

Sería un error atribuir semejantes estados sólo a los jóvenes. Pueden darse en cualquier persona independientemente de la edad, el origen étnico, los años de escolarización e incluso las buenas intenciones. Está claro que el hecho de sufrir un robo evoluciona hasta convertirse inexplorablemente en una misteriosa oportunidad de iniciación arquetípica para las personas que se ven atrapadas en él, que son casi todas.

El proceso de recuperación del tesoro y de establecimiento de la manera en que uno repondrá existencias desarrolla en la psique cuatro planteamientos vitales. Cuando nos enfrentamos cara a cara con este dilema y efectuamos el descenso al Río bajo el Río:

- fortalecemos enormemente nuestra determinación de recuperar la conciencia,

- aclara con el tiempo qué es lo más importante para nosotras,

- nos hace experimentar la imperiosa necesidad de elaborar un plan para liberarnos psíquicamente o de otro modo y para utilizar nuestra recién adquirida sabiduría,

- finalmente –lo más importante- desarrolla nuestra naturaleza medial, esta salvaje y perspicaz parte de la psique que también puede atravesar el mundo del alma y el mundo de los seres humanos.

C. Pinkola Estes
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario